Ofrecemos a continuación las "Convicciones compartidas" que expresan de forma sencilla la fe de las iglesias anabautistas, y sin duda de muchos otros cristianos en todo el mundo. Estas "Convicciones compartidas" fueron adoptadas oficialmente por el "Concilio General" del Congreso Mundial Menonita el 15 de Marzo de 2006.
Por la gracia de Dios procuramos vivir y proclamar la buena nueva de reconciliación en
Jesucristo. Como parte del cuerpo unido de Cristo en todo tiempo y lugar, declaramos que las
siguientes afirmaciones son la esencia de nuestra fe y práctica:
1. Conocemos a Dios como Padre, Hijo, y Espíritu Santo, el Creador que tiene el propósito
de restaurar a la humanidad caída convocando a un pueblo y llamándolo a ser fiel en
fraternidad, adoración, servicio y testimonio.
2. Jesús es el Hijo de Dios. Por medio de su vida y enseñanzas, su cruz y su resurrección,
nos mostró cómo ser discípulos fieles, redimió al mundo, y ofrece vida eterna.
3. Como iglesia, somos una comunidad de aquellos a quienes el Espíritu de Dios llama a
abandonar el pecado, reconocer que Jesucristo es Señor, recibir el bautismo previa
confesión de fe, y seguir a Cristo en la vida.
4. Como comunidad de fe, aceptamos que la Biblia es nuestra autoridad para la fe y la vida,
interpretándola juntos bajo la guía del Espíritu Santo a la luz de Jesucristo, para discernir
la voluntad de Dios y obedecerla.
5. El Espíritu de Jesús nos llena de poder para confiar en Dios en todos los aspectos de la
vida, de manera que lleguemos a ser hacedores de paz que renunciamos a la violencia,
amamos a nuestros enemigos, procuramos justicia, y compartimos nuestras posesiones
con los necesitados.
6. Nos reunimos regularmente para adorar, para celebrar la Cena del Señor, y para escuchar
la Palabra de Dios, dispuestos a dar cuenta unos a otros de nuestros actos.
7. Como familia global de fe y vida trascendemos fronteras de nacionalidad, raza, clase
social, género e idioma, y procuramos vivir en el mundo sin conformarnos a los
poderes del mal, dando testimonio de la gracia de Dios por medio del servicio a los
demás, cuidando de la creación, e invitando a toda la humanidad a conocer a Jesucristo
como Salvador y Señor.
Estas convicciones están inspiradas en la fe de nuestros antepasados, los anabautistas del siglo
XVI, quienes dieron ejemplo de ser discípulos radicales de Jesucristo. Procuramos caminar en su
nombre por el poder del Espíritu Santo, esperando confiadamente el regreso de Cristo y el
establecimiento definitivo del reino de Dios.