Comunicado de prensa: Cinco años de CTK

Comunicado de prensa: Cinco años de CTK

de Antonio González -
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Cinco años de CTK

El Centro Teológico Koinonía (CTK) ha cumplido cinco años de camino. A esta altura, es menester celebrar esta trayectoria, agradecer a Dios por su provisión, y afirmar renovadamente aquellas razones por las que queremos servir a las iglesias de lengua española con este proyecto. Tal vez se podrían mencionar resumir esas razones hablando de actualidad, comunidad y realidad.

(1) La actualidad mencionada es la actualidad del evangelio. Vivimos en un mundo plural, en perpetuo cambio, atravesado por injusticias y violencias. En este contexto, el evangelio es, si cabe, más actual que nunca. El evangelio no son simplemente los relatos evangélicos, o algún tipo de actitud bondadosa en la vida. El evangelio tampoco es simplemente una doctrina, surgida a lo largo de la tradición teológica protestante, y convertida en píldora espiritual. Y el evangelio difícilmente se puede confundir con una moda doctrinal, como las muchas en las que desaparecen la obra de Jesús y su gracia transformadora.

En realidad, el evangelio es el poder de Dios, inseparable de Jesús mismo y de la obra de su Espíritu. Frente a cualquier escisión entre el evangelio y el Mesías, es menester regresar a las fuentes del cristianismo originario para entender por qué las buenas noticias son verdaderamente buenas, y por qué son noticias. La necesidad del evangelio es la necesidad de volver, como niños, a las fuentes originales de la Palabra, para entender renovadamente la voluntad de Dios en la presente generación. Sin eso, no habrá verdadera evangelización.

De CTK se puede esperar un trabajo en esta dirección. CTK quiere ser un ámbito de renovación en el que sea posible abrirse intelectualmente a la figura misma del Mesías, tal como fue experimentada y proclamada por el cristianismo primitivo, y tal como sigue viva en el presente.

(2) Por otra parte, la enseñanza teológica es un proceso comunitario. No es posible sumergirse en la teología sin recordar aquello que ya sabían los griegos: que el acto de aprender y el acto de enseñar son uno y el mismo. El estudio de la teología, como de cualquier otra disciplina rigurosa, requiere de actividades compartidas, en las que sea posible un auténtico diálogo.

Jesús no enseñaba doctrinas, sino que, mediante sus parábolas, invitaba a sus discípulos a sumergirse colectivamente en el mundo nuevo que abrían sus palabras. Del mismo modo, Pablo no se limitaba a exponer su pensamiento, sino que estaba abierto a argumentar con las comunidades a las que servía. Sin estos procesos comunitarios, la teología perdería su sal, y se convertiría en un sistema doctrinal, separado de la vida, y de las preguntas reales del pueblo de Dios. Por eso, la comunidad teológica no es solamente una reunión para discutir. Se requiere hacer un camino en común. De ahí la importancia de crear comunidad no sólo alrededor del libro, sino también alrededor de la mesa, del pan y del vino, de la comida y del café.

En CTK queremos aprender así. No sólo se trata de que los sistemas informáticos nos permitan la comunicación a distancia. Más importante es poder reunirse durante siete sábados al año, en sesiones en las que participan siempre varios profesores junto con los estudiantes, jóvenes y viejos, pastores y no pastores, varones y mujeres, con distintos niveles de educación secular, con distintas profesiones, nacionalidades muy diversas, y con las más variadas experiencias vitales y eclesiales. El hecho de que en ese contexto variado se pueda desarrollar un diálogo serio en torno a Jesús y su Palabra, es una muestra de las bendiciones multiformes que trae el evangelio eterno del único reinado de Dios.

(3) El estudio teológico no sólo es un proceso comunitario, sino también un proceso en el que se responde a la realidad y se genera nueva realidad. En la vieja cristiandad se pensó que las iglesias eran un fenómeno territorial, articulado parroquialmente. Y la reforma protestante magisterial, así como también la contrarreforma católica, exigían que a cargo de la parroquia estuviera un especialista religioso, convenientemente formado por su iglesia y acreditado por el estado. El esquema básico consistía en pensar que los teólogos profesionales formarían al clero, para que a su vez el clero formara también al conjunto de la población.

Evidentemente, este esquema comenzó a quedar superado cuando se iniciaron los procesos de secularización. Sin embargo, esto no significa que la lealtad institucional no siga siendo necesaria para las sociedades contemporáneas. Sin embargo, si las iglesias asumen su libertad evangélica, que en el fondo no es otra que la libertad de Jesús y de su Espíritu, la formación teológica ya no puede ser un proceso vertical, derivado de la autoridad religiosa o estatal de los especialistas, para así garantizar el ajuste de los creyentes al conjunto de la sociedad.

Los antiguos anabaptistas pensaron responder a este reto con un requisito básico, impensable entonces para las iglesias territoriales: la simple alfabetización de la totalidad de los creyentes, para que todos pudieran leer la Escritura y participar así en el proceso comunitario de búsqueda de la voluntad de Dios.

La realidad presente exige algo más que especialistas religiosos o comunidades alfabetizadas. La alfabetización, en la sociedad contemporánea, no consiste sólo en saber leer. Es necesario responder a nuestra civilización, en su pluralidad artística, científica, filosófica y técnica. En ese contexto, queda poco espacio para el modelo vertical de antaño. Ni la alfabetización de los creyentes ni la presencia de un especialista religioso garantizan una adecuada respuesta a los desafíos reales. Más bien se requiere que la pluralidad de la realidad se actualice en la misma enseñanza, permitiendo tanto a estudiantes como a los profesores crecer en una sabiduría que proviene de la pluralidad de las habilidades compartidas y de la riqueza de los dones del Espíritu.

A lo largo de los años pasados, nuestra flexibilidad institucional nos ha permitido acudir a los profesores que hemos considerado más adecuados para impartir el siguiente programa, que continuará disponible para todos los interesados:

 

Primer año:

  • Introducción a la Biblia.

  • Introducción al Antiguo Testamento  .

  • El arte de preparar un tema.

  • Introducción al Nuevo Testamento (1).

  • La conversión / Homilética: anunciar la Palabra, preparar una meditación. 

  • Talleres prácticos de comunicación.  / La diaconía. 

  • Teología pastoral: servir y renovarse.

Segundo año:

  • Introducción al Nuevo Testamento (2).

  • Evangelización y misión en la Biblia.

  • Jesucristo y la iglesia.

  • El sermón del monte.

  • La doctrina sobre Dios.

  • La relación de ayuda: principios.

  • La relación de ayuda: las visitas.

Tercer año:

  • La iglesia: unidad y comunión.

  • Vida y testimonio en la iglesia antigua.

  • El Antiguo Testamento y los Salmos.

  • Lecciones de la historia de las Reformas.

  • Ética familiar y sexual.

  • El Espíritu Santo, dones y ministerios.

  • El culto en el contexto del siglo XXI.

Cuarto año:

  • Ética del trabajo y estilo de vida.

  • La creación y el ser humano.

  • La espiritualidad / Ministerios en la iglesia.

  • Tomar la palabra / Diaconía.

  • Inicio y crecimiento de las iglesias.

  • Historia de las misiones / La relación con los musulmanes.

  • Escatología y reinado de Dios.

Quinto año:

  • Ética social: justicia y paz.

  • Teología pastoral / La misión: historia de la iglesia contemporánea / Los pueblos.

  • Los actos simbólicos (bautismo, cena, lavatorio de los pies).

  • La imagen en la comunicación / Acompañamiento de personas que sufren

  • Predicar sobre el Antiguo Testamento / La música.

  • La mediación y el pacifismo cristiano.

  • Un tema abierto. Ciencia y fe.

Más información en www.ceteka.org